martes, 6 de mayo de 2008

Ramírez no dice nada, por ahora.

Así, malo como lo que se deja leer, son las sensaciones que acosan la vida de Uno López… monótonas, repetidas, trilladas como las frases que Uno busca para regocijarse en un laberinto que construyó su limitado ingenio…
Esto dista demasiado de lo que esencialmente es la vida de Uno, de sus momentos significativos, de sus puntos de giro, pero pese a esto es acorde para descubrir la monotonía que le ofrecen las salidas que tiene a su alcance… Pared, techo, piso y pared.



Uno López sostiene en cada discusión que sus días han cambiado, que ya no son los mismos que solían ser. Vaya si portan razón sus feroces dichos, pues en estos días es imposible para el mundo contar con una voz como la de López en sus ensaladas diarias.
Mucho protesta López por su necesidad de ser distinto, necesidad que lo lleva a asumir, muy entre líneas, que en el fondo no es tan otro en comparación con aquel Uno de aquellos días.
Quienes lo conocen no entienden el mecanismo por el cual Uno niega su condición de humano, la cual, como la mayoría de nosotros, se ha ganado al nacer de este lado de la vida. En algunas oportunidades Ramírez (un viejo conocido de su infancia) se anima a ver en Uno la necesidad de ser otro, otro muy distinto al que realmente es. En aquellas ocasiones Ramírez duda acerca de la posibilidad de comentar con López esta visión que, en el fondo, no es más que una inquietud ociosa. Esta duda se desvanece sin mayores problemas, por lo que Ramírez vuelve a desentenderse de la necesidad de López con una practicidad envidiable.
Esta actitud (la de Ramírez) generalmente ofrece más penas que alegrías. Uno no acusa recibo y sigue como si no le importase demasiado.
Después de todo cada mañana sigue discutiendo (con una vehemencia gradualmente mayor) que sus días efectivamente ya no son los mismos, que han cambiado. Vaya si portan razón sus feroces dichos que nadie repara en la posibilidad de que esto sea cierto, produciendo en Uno López una sensación solo comparable con la soledad en su sentido más amplio.
Uno vive, o intenta vivir, cada día como puede, soportando cada gramo de más y cada gramo de menos. Asume, porque en algún punto de su adentro ya no se puede mentir, que mal que le pese sus mañana son exactamente idénticas a las de aquellos días, sólo lo preocupa la necesidad ajena y una peculiar visión de los hechos que pocas veces le impide ser él.
Se levanta cada mañana y se da fuerzas para ser otro, busca en el espejo las respuestas que no le dan los azulejos y así, buscando, pasa López estos días de opacidad, grises, en los que defiende un circo que no montó pero que le sienta cómodo.
Uno López jura ya no ser el mismo, sus dichos portan tanta razón que el mundo entero se da cuenta que sigue siendo la misma sombra de aquellos días… aquella sombra que siempre fue.


Ramírez según guigiar.

2 comentarios:

  1. todos somos Uno Lopez. "Uno vive, o intenta vivir, cada día como puede, soportando cada gramo de más y cada gramo de menos."
    Creo que lo dije antes.. pero lo vuelvo a confirmar.. pero no todos nos sentimos como él.. de todas formas he experimentado en mi caso.. la soledad.. las mañas.. los Ramirez (que no me cae mal..)

    rambla no dice nada acerca de Ramirez, por ahora..

    rambla le manda abrazos a guigiar..

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  2. Uno es tan parecido a uno.
    Los quiero, López, Ramirez, guigiar.
    Son Uno.
    Beso
    UNA

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