viernes, 20 de marzo de 2009

para discovery garcheintertainment (.com)

Bienvenidos amigos, en noches como esta me sueltan la correa y entonces salgo a divertirme por el patio enrejado que me muestra una maqueta (muy pequeña por cierto) de lo que es la libertad. En noches como esta me entusiasmo como un salvaje que tras meses de soledad encuentra en mí adentro a alguien con quien reñir.
Me asomo como de costumbre a mi ventana y veo pinceladas plateadas sobre el cielo vestido de infinito negro... ojo, no me confundo, sé que no conozco la noche, y hasta soy capaz de reconocer que las luces de esta ciudad se pelean por ocupar más cielo, por trepar más, y así van arruinando y desluciendo esas pinceladas que, de todos modos, no dejan de parecer hermosas... Luego me descuelgo y aterrizo de un brinco en mi pequeño mundo, reordenó mis tesoritos acomodándolos estratégicamente y me pianto un rato a escuchar nada... a veces paso horas intentando recordar el sonido del silencio, pero nunca logro apartar al moscón zumbón que me persigue por haber crecido en este infierno que algunas idolatran llamando ciudad.
-----------recopilo 2 ausencias en mi percepción del mundo: la oscuridad de la noche con sus estrellas y el silencio, las recopilo y luego razono cuestionándome mis delirios más hermosos.

Después de cuestionarme vilmente, se me aflojan los demonios y me distiendo un poco más de lo normal... te juro que lo necesito, fijate, te encerraría 9 horas al día en un lugar en el que 40 personas están pegadas como sardinas y no dejan de hablar por teléfono... un llamado tras de otro... te dejaría 9 horas respirando aire acondicionado y calorcito tibio de computadora bajo el mentón, directo a las fosas de la nariz, a los párpados superiores de los ojos...también 9 horas al día. Te dejaría allí encerrado un día, y otro, y otro,... hasta que descubras de que 30 días suelen ser un mes, que 12 meses suele ser un año, que diez años son una década, que cinco décadas son medio siglo, que un siglo son cien años y que nadie logra vivir cien años... al menos en lugares como en el que yo vivo.
Marcos, un compañero de allí que no parece para nada mal tipo, trabaja ahí hace 10 años y como vos y como yo algún día también se va a morir. ¿10 años? no será mucho... ¿cuántos años de aportes necesita uno para jubilarse?...
Sé que ese no es el problema, pues no podríamos vivir sin trabajar y coincido en algo con aquello de que el trabajo dignifica (en algo, en el concepto), ¿Qué clase de trabajo? ¿Para quién el trabajo?

Pero tranquilo que aún no me pierdo... detengo bruscamente las ganas de razonar y éstas se me escurren como pececitos en un laguito de verdad...

Me miró alguien que no halló nada en mi alguna vez y luego siguió camino... lo mismo he hecho yo alguna vez, lo mismo hacés vos cada día, en cada cruce de calle, en cada ascensor, en cada escalera, en cada transporte... miles de personas distintas que a veces ni nos miramos a los ojos... seres que nos atropellamos sin reconocernos como pares, como todos sometidos a la misma enfermedad...

creo que se llama ciudad...

Voy a volver a la ventana para asomarme un rato más... creo que luego sintonizaré un poco de música y me voy a tirar a dormir - ojo que acá ni durmiendo puede acceder uno al silencio, los ruidos trabajan más adentro aún cuando dormimos y no tenemos control alguno sobre ello -, dormiré lo suficiente como para levantarme al día siguiente con las energias necesarias como para sentir que puedo resistir el día entero sin morir de jeta al piso, desmayado en cualquier rincón. Así son realmente todos los días... no te vayas a creer que no...

pero bueno che, que bueno que viniste, gracias por las macanas que me contás para verme al menos sonreír, gracias, mil gracias, por haber venido... te espero la próxima, lo que sí te pido es que te copes y te pegues en el camino un fernet... (ojo, si podés, tampoco te matés).

Hasta pronto

martes, 3 de marzo de 2009