lunes, 1 de octubre de 2007

Se deshizo su primera noche

Pasó… no queremos acordarnos cómo ni cuándo pero pasó.
Queda como prueba irrefutable la paz que vemos en nuestras manos cansadas.

No se (o sé) que tan bueno o malo puede ser, pero me dejó esto a las apuradas y se fue. Antes de partir volvió a repartir un poco de simpatía. Gracias.



Tus pies arrancaron antes que tus ojos, fue tan rápido que no viste las muertes que se fingían a tu derecha. Hablabas apurado con una dulce melodía a la vez que balbuceabas llegando al final de tus frases…
Tu cálida sonrisa siempre supo ser broche de oro cuando elegís cerrar el círculo y atraparnos dentro.

Empecemos por reconocer que nos pierden por igual las ausencias de sol, y más lejos o más cerca, siempre estamos en el mismo lugar.
Sólo por conveniencia solemos simular apatía.
“Las baldosas se caminan, una y mil veces, a distinto paso con un único sentir...” (Sea miedo, paz, rencor u olvido).

-Sentado en la calle esperó su turno para dejar de pensar. Sus pensamientos decían que sentías y las balas pasaban lejos si las convencía: “nunca todo es tan malo y siempre puede ser peor”. -

Todo amanece y recordamos que a ambos (y por igual) nos pierden las ausencias del sol.



Se van acabando los recursos para separar mis palabras de las que no me pertenecen más que por cordialidad. "Dios quiera que se note la diferencia" sentenció el vanidoso.
Por otra parte, después de la breve introducción que me sugirió necesaria, me dijo que este texto no podía faltar. Si bien dudo mucho que verdaderamente sea de él ya es tarde... se lo apropió de todas maneras.


Resulta que de un día para el otro, así como si nada, se encuentra Uno con que ya no encuentra alegría. Resulta que Uno recorre aquellos lugares donde tantas veces supo ser contento, supo ser rey, y no encuentra más que soledades, huecos que jamás fueron llenados, huecos que permanecen intactos sin ofrecer nada más que nada… huecos muertos en la cabeza (algunos lo llaman alma) que seguirán ahí por siempre, ahí donde Uno siempre recurre cuando no encuentra lugar en donde encontrar alegría. Es allí mismo (o acá) donde siempre se vuelve, se vuelve cuando se fija la mirada casi muerta en la nada, se vuelve cuando se quiere perder todo dolor con el consuelo de poder pasar únicamente un instante en aquel lugar que supo ser maravilloso y ahora no es más que un hueco solitario; solitario pero intacto, firme, sirviendo de refugio a la hora de escapar de la nada cuando Uno no encuentra alegría…
Esos lugares siguen allí, y Uno siempre vuelve a encontrarlos para esconderse cuando siente que ya no le queda nada por perder, no le queda nada por tener. Siempre es más fácil, y menos divertido también, matar la mirada en la nada para huir de la cabeza arrastrando el alma en busca de una esquina perdida en el tiempo; buscando la esquina que supo ser propia, inmortalizada por siempre en el sentimiento.
Pero cuando a la mirada que parecía muerta se le ocurre volver a la vida, se encuentra Uno con nada, se encuentra Uno con la decepción de verse (y saberse) sólo, con la tristeza de notar que el tiempo pasó y ni siquiera una esquina fue capaz de esperarlo; se encuentra Uno con que no puede encontrar la alegría si no es matando la mirada… colgando la cabeza y arrastrando el alma.
Suele pasar que cuando Uno se siente arrastrado por aquellos aromas del pasado se le infla el pecho para deshacerse en un suspiro, un suspiro de paz que muere en nada, que muere en el aire podrido que asfixia, que nubla recuerdos, que siembra lágrimas e improvisa todo pero nada cierto a la vez; es en momentos como ese en los que Uno se da cuenta (o se acuerda, para ser más sincero) que puede hacer cualquier cosa en la vida, puede existir y fingir terror ante la dicotomía de morir o vivir, amando u odiando; puede hasta incluso reír y al instante llorar, puede pasar el tiempo sin pretender absolutamente nada de nadie ni de nada, puede dejar de existir sin siquiera desaparecer; en esos momentos se da cuenta Uno que puede hacer cualquier cosa que se le ofrezca menos lo que más desea, puede hacer todo menos lo que más quiere,… no puede y nunca podrá volver a vivir lo que vivió.
Y lucha Uno todas las mañanas, las tardes, las noches y los mañanas con las ganas de colgar la mirada para siempre en la nada, lucha Uno todo los días contra las ansias de volver a ser aquello que fue, se lamenta Uno todos los días no poder recordar con más precisión palabras, risas y momentos.
Uno lucha pero a la vez se conforma, se conforma con la idea de volver de a ratos, se acostumbra Uno a desatarse el nudo que cada vez le ahoga más fuerte garganta, la pasa Uno creyendo que algún día las lágrimas escondidas se evaporarán.
Uno vive como si nada, pese a todo esto vive como si nada sabiendo que mañana dejará de extrañar el ayer para colgar la mirada pensando en hoy.
Uno vive hasta que lo vencen las ganas y por fin se muere…
Y Uno se muere… gota a gota sobre sus pies…
Y Uno se murió… Que En Paz Descanse


Sobre la vida de Uno López, muerto de un balazo en la sien alguna mañana en la que pensó de más en el ayer.



guigiar (¿?)

1 comentario:

  1. GUIGIAR LO ABARCA TODO. SOLEDADES Y ALEGRIAS. PUEDE SER QUE AQUEL ESCRITO, QUE ADJUDICA SU AUTORIA, NO SEA MAS QUE UN BRAZO ESTRECHO DE SU ENORME MAR AJENO.

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