martes, 15 de diciembre de 2009

música constante y eterna -

... pan panarara-ram ... - y así -

Calle oscura.

La música acá, en mi cabeza sonando única, como nadie nunca la imaginó.

Dejo pasar algunos automóviles y fusilo con la mirada al que no permito avanzar.

No enciendo ningún cigarro aunque mis movimientos fantaseen con hacerlo.

Me pierdo por caminos repetidos, ilustrados todos en un mismo cuento de terror.

Siento miedo y entonces sonrío.

Me protegen mis manos y sus golpes constantes sobre mi pecho, como intentando perpetuar este ritmo que me hace mover, que me quiere ver bailar.

Te veo entre las sombras y mi rostro te parece familiar, entonces alimentamos nuestro pasado con aquellas palabras que nunca logramos anotar.

La calle es cada vez menos oscura, pero la luz porta el color de la oscuridad; nos detenemos un instante, te distraés y me vuelvo a escapar.

No existe música más sincera sobre este planeta que aquella que no nos permiten oír.

Te hallo en cada espejo y te cuento que aprendí a silbar esos sonidos que se me ocurren, y vos adivinás que también puedo protegerme del mundo reproduciéndolos con mis palmas sobre mi pecho.

Quizás exista algo de terror en este camino que me toca caminar, y probablemente sean nuestras elecciones las que jamás puedan estar orientadas a un mundo mejor...

Siempre que me pongo así me cerrás los ojos invitándome a fantasear, y paseamos por paraísos lógicos de los cuales nunca querría salir, son senderos sembrados de explicaciones, estrategias y motivos que tal vez nos puedan servir. Verás cuánto más fácil sería que puedas ayudarme a entrar.

En vano me recorro océanos de palabras y personas, en vano salgo a la calle si no cuento ni con tiempo ni con fuerzas para caminarla, en vano tengo ciudades si la gente aún se desvive en falsos orgasmos de buen ciudadano, en vano tengo un par de ojos si todos los demás no me dicen nada, si los míos no aprendieron ni a hablar, en vano tenemos relojes con agujas color oro si el tiempo nos fracciones el alma y no lo podemos evitar, en vano colecciono espejos si en definitiva entiendo que cuando en ellos te busco no encuentro a otro que a mi, en vano festejo tus pasos si no los puedo caminar.


La música sigue y sigue... no nos obedece para nada, nos trata como si fuésemos pacientes de este lugar.

Me doy cuenta pero ignoro que una noche me sugeriste que lo vuelva a hacer, entonces ¡vaya sorpresa!, te encuentro acomodando mi pasado con las mismas manos con las que has podido derribar el tuyo.

Te sonrío desprevenido y te ocultás para siempre debajo de la tenebrosa noche, ignorando tal vez que quien manda ahí de a poco se va acercando más y más a mí.

Seré ese torpe por siempre, por no saberte seguir.

Ahí están como siempre los espejos, de nuevo para burlarse un poco más de mí, pero fundamentalmente de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario