lunes, 23 de noviembre de 2009

cómo no sentirme así...

La ruta fue fiebre y locura bajo las ruedas de cualquier rodado, de todos los rodados.
El sol calentaba los vidrios y la gloria amenazaba con llegar, con ser. La nada, huérfana, iba quedando y muriendo detrás, cada vez más lejos, en el centro de cualquier ciudad.

Tipos nuevos y viejos, eternos pacientes sin enfermedad, más o menos marginados, no éramos, pues, más que sombras queriendo existir, queriendo bailar alegres (y a oscuras) aquellos tangos heroicos que todo lo que tocan logran incendiar.


2 comentarios:

  1. Si, lo sabía. Pero no sé por qué estoy escribiendo lo que tengo que hablar y hablando lo que tengo que escribir. O sea, y viceversa.

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