miércoles, 17 de marzo de 2010

la mirada del amo, las pelotas


Y no estás pensando en él,
Y no estás mirandolo,
Vos te lo perdés
La mirada del amo
El no quiso saber
Porque era un tirano.
Nadie más quería hablar con él,
Maldecían todo su poder
Es tan fácil cuidarlos
Tener que comprender,
Tu memoria es tan frágil que ya no tenés.
Me agarré de tu mano,
Me dejaste caer,
Yo te hubiera salvado.
Cuando pude no supe elegir
Cuando quise no pude elegir.
Es tan fácil cuidarlos
Tener que comprender,
Tu memoria es tan frágil que ya no tenés.
Y no estás pensando en él,
Y no estás mirandolo,
Vos te lo perdés
Me agarré de tu mano,
Me dejaste caer,
Yo te hubiera salvado.
Cuando pude no supe elegir
Cuando quise no pude elegir.
Es tan fácil cuidarlos
Tener que comprender,
Tu memoria es tan frágil que ya no tenés.

--------------------

con ganas de que aquel cigarro se mantenga encendido toda la noche te deslizás por entre sus susurros como si aquellos se
tratasen de un asunto que conocés muy bien, algo así como un mundo en el que has caído en gracia al nacer.
tu cigarro se consume pero ahí vas tras otro, será eterno su humear si así lo preferís,
nadie te llama pero ahí vas, sonriendo a las luces que iluminan tu ropa pero no tu rostro (un poco más desarmado)
la sed te envuelve la garganta pero te las ingeniás y el humo pasa igual,
tus pasos no parecen ser tuyos, pero justamente eso es lo que te hace brillar un poquito más
no oís a nadie pero ahí vas, siendo eso que jamás vas a poder imaginar porque no podés imaginar (¿o no te acordás?)
pende tu alma de ese hilo de baba que idolatrás, pende tu vida del cigarro que acabas de encender
"¡ay!, cuántos momentos hay acá" te decís como no pudiendo dejar de sonreír,
te ves en ese espejo y ya no sos vos, pero qué carajo te importa eso si casualmente vos no buscás ser vos (¿o no te acordás?)
sentís gritos al dormir, sentís huecos al despertar, los querés acariciar y sentís rabia al tocar nada más que tus ojos,
todos se han ido y tu cigarro ahí, mirándote, conociendo su bautismo de inmortalidad
vos desesperás otro poquito pero conocés el camino por dónde escapar (¿o tampoco te acordás?)
la ciudad se cae a pedazos bajo las gotas de aquellos diluvios que lo rompieron todo antes del final,
los puentes se caen y ya nadie logra avanzar, los satélites desobedecen tus intensiones y no te dejan de controlar
"habrá alguien allá afuera, esperando por mi" te decís satisfecho ante otra excusa para enloquecer
gritan afuera y en entre esos falsos gritos escuchás tu nombre, clarísimo dentro de tu cabeza,
así te colgás esa mochila, se hizo de noche, encendés otra vez ese puto cigarro y te vas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario