jueves, 1 de octubre de 2009

roñoso e hijo de puta

Si al arroyo tiene un solo sonido,

si los que mejor vivan, digan lo que digan, sólo harán ruido,

si las cosas felizmente se dijeran haciendo,

y si en aquello no pudieras encontrarme,

pues nunca será tarde para que puedas matarme, y otra vez, hacerme nacer...

Si el arroyo susurra siempre el mismo sonido,

¿para qué encender todas esas voces dentro de la cabeza?

¿cuánto más felices nos hará pensar, tratar de entenderlo?

"Que te confunden las sonrisas.

Que poca dicha te deparó la vida.

Que en cada ojo siempre terminás por encontrar una nueva verdad,

Que vayas donde vayas jamás dejarás de sufrir por ser quien sos..."

(un siniestro mal nacido al que poco le importa el mundo, la vida, y el sonido del arroyo)

¡Te ordeno que te mueras aquí dentro de una buena vez!,

te deseo que encuentres una muerte cruel, hecha a tu medida...

para que entiendas así que el arroyo canta siempre el mismo sonido, la misma realidad...

(tan, pero tan, distinta a la tuya, a aquella que querías vivir)

Y se te va a arrugar el alma de vergüenza al ver (ante tus ojos)

la vida que has decidido pese a tan evidente panorama,

sin importarte nada aquello que decía, cada día, el cristal más claro de todos,

(ese que se te metió tanto, jugando y ganando, ese juego de no dejarte respirar)

Y si, creeme que ahí, recién ahí, te vas a querer morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario