domingo, 4 de octubre de 2009

cuando sea grande


Mientras Pedrito se volvía caminando, junto a su madre, del colegio, en su cabeza sucedían cosas raras. Su mirada iba tan perdida en el limbo como de costumbre, y su madre, hermosa como pocas, sabía al detalle cuando a Pedrito le venían esas ganas locas de soñar cosas imposibles, de imaginar futuros perfectos y de colores...
Fue así que sonriendo, y mirándolos a los ojos (sin soltar su mano) le dijo:

- ¿Qué pensás Pedrito?

- En cuando sea grande má...

- ¿En cuando seas grande?

- Si má, en cuando sea grande. Pienso qué ser cuando sea grande...

- Mirá vos, ¿y qué pensás ser?

- Futbolista má, cuando sea grande, grande, quiero ser como Martín Palermo.
Quiero ser como ese señor que se tiñe los pelos de amarillo para que todos, todos los defensores, y todos, todos los arqueros que lo ven venir (siempre desde los cielos) se queden mareados al confundirlo con el sol.
Quiero llegar a hacer tantos goles lindos como los de él, si, lindos, ¿sabías má que los goles de ese señor además de muchos son lindos? si má, lindos. Lindos porque no sólo hacen que sus hinchas los griten, sino que además logran que todos los otros se sonrían, por eso son lindos má.
Quiero tener la sonrisa de ese señor má, quiero que mis goles sean goles del pueblo, de esos que nunca se olvidan, de esos que de impensados luego aparecen para dar la vuelta al mundo montados en una nueva historia insólita.
Quiero crecer mucho para ser como él y tener un amigo que se llame Guillermo, ¿te imaginás que lindo un amigo que se llame Guillermo para decirle "el guille? Yo quiero má, quiero también que me tire muchos, muchos centros, tantos como goles quiera hacer, tantos como ganas tenga el pueblo de gritar.
Quiero algún día jugar un partido y que me dejen el ojo en compota, todo negro y todo roto, tanto que quede al borde del espanto; y en ese partido errar dos penales, y tras haberlos errado, quiero pedir patear el tercero, sí, y errarlo má; quiero errar ese tercer penal para poder tener el alma tranquila, quiero tener ese coraje má, esas ganas de no rendirme y de siempre ir por más, sin importarme nada, má.
Después quiero que algún técnico brabucón con cara de mucho asado y mucho vino se burle de mi incapacidad física de jugar un partido de fútbol días antes de tener que jugar mi equipo frente al de él, quiero además que ese partido sea uno de esos partidos inolvidables, de los que sólo Boca y River pueden jugar, por ejemplo, en cuartos de final de una Copa Libertadores, ¡Ay, cómo lo imagino má!, y quiero entrar y parecer una momia, un paralítico, quiero entrar y ver en ellos el rostro del miedo, o al menos del respeto... ¿y sabés que más quiero ese día má? ¡Hacer un gol quiero, hacer un golazo y dejarlos afuera del torneo! Y quiero gritar mucho ese gol má, y quiero llorar después de hacer ese gol, y quiero que ese tipo con olor a mucho asado y mucho vino quiera cortarse la lengua con una rodaja de pan lactal por haberse reído de mi.
Y ya que estamos má, quiero hacer goles de mitad de cancha, quiero hacerlos de rebote, de tijera, de chilena, de cabeza, de taco, con la espalda, con las manos, con la panza, con la cola; quiero hacer dos goles en una final del mundo má, en esas finales que se juegan en japón, para que todos los japoneses se queden más pálidos que todos los flashes que escupen sus camaritas digitales... Quiero ser el tipo que más goles haga en la historia del club más grande de mi país, pero quiero ser hincha de otro club má, y que pese a eso me saluden propios y ajenos, quiero jugar una final contra el equipo del que sea hincha, y dejar todo por los colores que defienda, independientemente de que los de enfrente sean los que amo, y quiero má, si no es mucho pedir, que mi equipo pierda ese partido, para que el otro, el de mis amores, sea campeón... ¡y verlo má, verlo desde adentro de la cancha, imaginate!
Quiero muchísimas cosas más, má, qué se yo, muchas... por ejemplo, lesionarme muchas veces, que todos me den por muerto, para volver y para resucitar todas las veces que sean necesarias má...
Y quiero algún día hacer un gol de cabeza desde casi la mitad de cancha... faaa, ¿te imaginás má, ¡desde la mitad de cancha!? Ja,ja,ja, que lindo sería má...

- Bien hijo, que lindo, ojalá puedas... pero decime, ¿no te gustaría jugar un mundial?

- Si má. Me encantaría, pero para eso primero me gustaría ayudar a clasificar a la selección a un mundial, y quiero que sea jugando con Perú y después con Uruguay, má; pero te digo que ahí no me importa hacer goles má, quiero clasificar, en una situación difícil, quiero sentir que aquello es ganar algo con la selección má...

- ¿Y después...?

- Y después el mundial, má... ¿Y sabés que es lo último que quiero má?

- ¿Qué querés? Mirá que ya me parece que pediste mucho...

- Una sola cosita más, má... quiero jugar un mundial y que mi director técnico sea nada menos que el más grande del mundo, Diego Maradona, má...

- Uy, ojalá puedas algún día ser como Palermo hijo, estoy segura de que te lo merecés.

- Gracias má.

1 comentario:

  1. Y sí... cuarenta metros (gesto elocuente del que sabe que las palabras están de más)...

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