domingo, 5 de octubre de 2008

"Los árboles rodeándome
puedo verte descubriéndome
en las copas, que se vuelcan en la brisa
y descubro que me hablas y yo
soy presa y parte
de la lengua que me habla
me habla sin palabras."

Hoy quiso llamarse como aquel superhéroe que supo ser una noche, adornó con unos cuantos colores su moderna apariencia ante los ojos de un auditorio que creyó más propio que de costumbre. Supuso que sus letras iban a ser las más bonitas de este nuevo espacio, las más invisibles de esta realidad; estaba sentado en un altar al que solo se llegaba gritando y, como no podía ser de otra manera, sus dedos bailaban veloces (feroces) esta nueva ruidosa danza que marca la muerte al ritmo de la desprolijidad.
Era un cáncer más en la noche, iba deseoso de herir con sus promesas inconclusas hasta de invención; no cabían en sus ojos luces de capacidad, su alma era todo intento (con lo que significa en estos días vivir a prueba y error).
El vino era rico y emborrachaba solo si él podía beberlo, mientras tanto a su alcance estaban los licores que nadie (nunca) quiere beber cuando se transita por la luz, pero creo que es justo ponerse un instante en su lugar…
Vivir años en las noches, sin más compañía que un humo que mata y un fuego que nunca quema no puede ser nunca buena experiencia, una buena educación. Crecer chupando vanidades ajenas y bebiendo de flores muertas, pisadas y pasadas; sonreír bien adentro, o bien de noche, donde nadie nunca puede verlo, jugar despacio para no molestar a los palos que no tenían mejor chiste que vigilar. No debió haber sido fácil vivir en un reino así.
Llegó a ser rey, tuvo sueños de libertad en los que se codeaba con lo seres más dignos que su imaginación podía crear, creció moldeando mentiras como ideal, después de todo al mundo, siempre, le avergonzaría su sombra y eso no iba a cambiar.
Hoy quiso llamarse como aquel superhéroe que supo ser la noche en que batalló contra el dragón, la noche en que finalmente murió. Es fácil (y divertido) volver a matarlo, pero si a cada paso muere un poco más no somos sino menos que él,… si acaso somos nosotros los que nunca quisimos luchar con el dragón, si somos nosotros quienes lo tenemos escondido detrás de la imaginación.
El mundo se burla del superhéroe que quiso ser, nos miramos (siempre nos miramos) y no entendemos que la suya es una nueva forma digna de morir, tal vez carente de toda realidad, podrá ser, pero no podemos afirmar que ella sea un mejor lugar.

Así, el mundo nos tiene como a bobos con boberías y, es este, el peor momento que hay perder la bobería y ser un bobo sin razón

Diría un estúpido días antes de navidad que es como encontrarle la gracia al chiste y no poderlo contar, no sólo porque nuestra inherente bobera nos dificulte hacerlo, sino porque además casi nadie lo quiere conocer, casi nadie aceptaría vivir como un bobo sin una aparente razón. Es más fácil (siempre) no darse de cuenta de lo que se es, transitando toda la vida pensando en el demás.
Así vamos caballeros, rendidos ante el cielo, esperando algún suceso que los llene de ganas de escuchar, esperando a algún cuerpo que se anime a sangrar, esperando a alguna piedra que se anime a romper algún cristal, esperando el agua que no nos va a apagar.
Así vamos a ningún lado caballeros, no sabemos a dónde correr… y cuando creemos que podemos encontrar algún lugar, nuestra bobera se encarga de anestesiarnos ante la realidad.
Quien venga del suceso que nos haga despertar, quien sea el cuerpo que se anime a sangrar, quien tenga la mano que recoja la piedra para lanzarla contra los cristales del cielo, quien beba del agua que nos pueda apagar, sepa que aquí estamos y sepa, también, que nos debe pasar a buscar.

(...) Eterno atardecer, sentado al borde del abismo más profundo.
¿Quién puede descorrer el velo que una vez lo hizo todo tan absurdo?

1 comentario:

  1. Caballeros de la quema, y fulanos de nadie. Superhéroes pa salvarnos de nosotros mismos.. librando batallas chiquitas que solemos perder.
    Nada más genial que vos guigiar para escribir algo sin título. Más que Fresán. Más que todo y más que nada, porque nada es nada.
    Y algo es algo.

    Lo adoro Mr!
    Mr jr.

    Pd: cuándo podríamos hablar nosotros tan poéticamente acerca de muchas cosas, siempre con el lunfardo de un paty, un pancho, y un tarro de dulce de leche por medio?

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