no se estremecían tus oídos
todas las ruinas de este mundo eran bromas a tus pies
tus palabras sostenían aquello que no podías ser
pero de todas maneras siempre perdías e ibas por más
miraste en cambio a tus costados
y tanto orden te destrozó la calma
tanta paz te cocinó la vida
te engañaste por ello con cualquier historia
que no volverías a creer auguraban casi todos los dioses
y tan solo uno sostuvo que no
susurraba a quien preguntara que pasarías tu vida padeciendo memoria
no pudiendo siquiera ignorarlo
la fuerza del mundo descansaba en esos dedos flojos
que aislados de todo tipo de reacción
perdían tus tardes entre todas las voces
prometías irte a dormir soñando con aquello
y apenas dormías si con suerte salía el sol
soñabas despacito, que nadie notara que aquel no eras vos
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